CANTO INICIAL: Con amor eterno (Ain Karem)
Con amor eterno ¡te amo!, por eso derramaré mi gracia en ti.
Con misericordia serás reconstruida y siempre, con ternura, te amaré.
Así dice el Señor: Te sanaré, curaré tus heridas, lleno de amor por ti, cuido tu vida.
Así dice el Señor: Cambiaré tu suerte en el desierto, el llanto de tu pueblo consolaré.
Así dice el Señor: Multiplicaré tu descendencia, será fecunda la tierra en la que habites.
Así dice el Señor: Cantarás salmos de alabanza; rebosante de gozo, danzarás.
SALMO: Al Dios de la vida
Tú eres, Señor, un Dios de Vida,
un Dios de misericordia y bondad.
Reconocemos tu impulso creador
en el origen de todo lo que existe
y en el origen de nuestras vidas.
Y a lo largo de la historia y de nuestra historia,
sigues impulsando todo aquello
que hace a las personas vivir de forma más humana,
más fraterna y más gozosa.
Por eso te damos gracias y te bendecimos.
Tú nos has creado a tu imagen.
Nos sorprendemos al descubrirnos obra de tus manos,
al descubrir en nosotros
las semillas de tu ser de Padre-Madre:
nos has hecho capaces de crear, transmitir y potenciar la vida;
de acompañar su crecimiento con paciencia y ternura,
nos das un corazón misericordioso y compasivo
y nos llamas a vivir un amor gratuito y comprometido como el tuyo.
Has puesto en nosotros algo de Ti que, a través de nuestras vidas,
quieres hacer llegar a los demás: en medio de nuestro mundo,
en la vida de nuestros hermanos y hermanas,
Tú nos envías a hacer presente tu amor entrañable, cercano y liberador.
Nos llamas a ser hombres y mujeres libres, con compasión,
solidarios, testigos de esperanza; hombres y mujeres de Dios,
que quieren seguir, muy de cerca, a Jesús.
Que viven la intimidad contigo,
que se nutren de tu amor, que transparentan la vivencia gozosa
de tu presencia que nos anima.
Nos pides que nuestra vida entera hable de Ti,
en cada edad, tarea o situación que vivamos;
que digamos a la gente, con nuestra vida y actitudes que Tú les amas.
Tú nos has hecho colaboradores tuyos
en esta tarea de hacer crecer la Vida, de construir tu Reino.
Queremos llenarnos por Ti, permaneciendo siempre abiertos a tu amor
para entregarte al mundo y saber hacer de nuestra vida don para los demás.
CANTO: Con amor eterno (Ain Karem)
Con amor eterno ¡te amo!, por eso derramaré mi gracia en ti,
con misericordia serás reconstruida y siempre, con ternura, te amaré.
ENCUENTRO CON LA PALABRA (Jn 15, 12-17)
“Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé. Esto os mando: Que os améis unos a otros.” Palabra del Señor.
CANTO: Al amor más sincero (Javi Sánchez)
Al amor más sincero, al Amor sin fronteras,
al Amor que dio su vida por amor encontré un día cualquiera…
…y a ese Amor tan sincero, a ese Amor sin fronteras,
a ese Amor que dio su vida por amor le entregué mi vida entera.
PETICIONES Y ALABANZAS: ES DIOS…
Si nos despierta y nos saca de la mediocridad,
si compromete y complica nuestra vida, pero la llena de sentido… es Dios.
Si llama al corazón, al amor, a la generosidad, a la ilusión… no al miedo ni al temor… es Dios.
Si nos invita a ser profundamente felices y a hacer felices a los demás… si habla el lenguaje de la confianza y de la paz… es Dios.
Si nos va liberando de cosas, de egoísmos; si rompe nuestros planes como rompió los de María de Nazaret… es Dios.
Si no nos saca de la realidad del mundo, sino que nos invita a estar en ella como levadura, sal, luz…
es Dios.
Si nos invita a acercarnos, a estar y a sentir con los más pobres, a dar vida, alegría, plenitud, sentido…
es Dios.
Si nos invita a centrarnos en Jesús, a seguirle, a convivir con él y a anunciar su Buena Noticia… es Dios.
CANTO: María, mírame.
María, mírame. María, mírame. Si tú me miras, Él también me mirará.
Madre mía, mírame. De la mano, llévame muy cerca de Él,
que ahí me quiero quedar.
María, cúbreme con tu manto
que tengo miedo, no sé rezar.
Que por tus ojos misericordiosos
tendré la fuerza, tendré la paz.
Madre, consuélame en mis penas
Es que no quiero ofenderle más.
Que por tus ojos misericordiosos
quiero ir al cielo… ¡y verlos ya!