Peregrinación Europea de Jóvenes PEJ22

VIGILIA DE ORACIÓN. ADOREMOS. 3 DE AGOSTO

Conventos de Mercedarias | Convento de las Clarisas

 

En el presbiterio:

  • Sacerdote.
  • Cinco jóvenes lectores: Monitor, Lucas, Jesús, Cleofás y Santiago.
  • Tres jóvenes acólitos.

 

MONICIÓN DE ENTRADA (Santiago):

Queridos amigos: Buenas noches a todos. Después de esta semana de peregrinación: ¡Por fin habéis llegado! Y en la meta de vuestro camino, está Cristo que, como abrazo del Padre, nos anuncia: ¡Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré!

Me presento: mi nombre es Santiago, soy apóstol de Jesús y quiero que recemos juntos esta noche.

Aunque habéis llegado al final del recorrido, el camino no se ha acabado. Esta noche, os invito a encontraros con Jesús. Yo llegué hasta aquí siguiéndole. De hecho, siempre fui donde Él me llevó.

Él está aquí… está en medio de nosotros…Él os ha traído a este camino y a este encuentro. Desde siempre Él soñó y preparó este momento de encuentro contigo. Acógelo. Quiere que le abras las puertas de tu corazón, de tu vida, porque Él quiere compartir su Vida contigo.

Vamos a recibirlo de rodillas.

 

EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO

CANTO (mientras se expone el Santísimo):

Entra en procesión hacia el altar:

  • Joven acólito con el incensario.
  • Dos jóvenes acólitos con velas.
  • Sacerdote con la custodia.

Presidente: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Silencio meditativo (2 min.)

 

MONICIÓN A LA PALABRA (Monitor):

Os invito a escuchar una historia. Se trata del relato en el que san Lucas nos cuenta cómo Jesús resucitado compartió el camino con Santiago y otro de sus discípulos, Cleofás. Nos unimos a ese camino para dejar que Jesús nos haga comprender el misterio de amor, hasta el extremo, en la Eucaristía.

 

EVANGELIO (Lc 24, 13-35)

(Leído en diálogo: a Jesús le pone voz el sacerdote).

Lucas: Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. Él les dijo: 

Jesús: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?» 

Lucas: Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: 

Cleofás: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?» 

Lucas: Él les dijo: 

Jesús: «¿Qué cosas?» 

Lucas: Ellos le dijeron: 

Santiago: Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería Él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. 

Cleofás: El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que Él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron». 

Lucas: Él les dijo: 

Jesús: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?» 

Lucas: Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. 

Pero ellos le forzaron diciéndole: 

Cleofás y Santiago (juntos): «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado». 

Lucas: Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: 

Santiago: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» 

Lucas: Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!» Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.

 

Meditación (Monitor):

Estamos aquí delante de Jesús en la Eucaristía. Quizá nos sentimos en una situación parecida a la de los dos que marchan camino de Emaús. Quizá nos sentimos un poco perdidos, sin saber qué hacer, adónde ir.

Estamos delante de Jesús, Dios hecho hombre para dar a conocer todo el amor que nos tiene. Abrámonos a su presencia, dejémosle hablarnos, dejemos qué Él nos dé luz en nuestro camino. Acabamos de escuchar a Jesús, tal como Él se da a conocer. Dejémonos iluminar por la luz de su palabra.

Breve pausa

Hablando, los tres hombres han seguido su marcha. 

¡Han hecho camino juntos!

Pero llega la noche. Y sienten hambre.

Entonces, los dos amigos invitan al desconocido:

“Quédate con nosotros, que se ha hecho tarde. Vamos a comer juntos…” Y entran en la posada. 

Aquella noche, durante la cena, el desconocido toma el pan, lo bendice y lo comparte con los dos amigos…

Entonces se abren sus ojos, y ve claro su corazón.

Ahora comprenden. ¡Lo comprenden todo!

Ese desconocido ¡es Jesús!

Silencio meditativo (2 min)

CANTO

 

Meditación 2 (Monitor):

Los discípulos le reconocen al partir el pan, porque él mismo es el pan que se deja partir, pan que se ofrece a todos los que tienen hambre.

Así es Dios: Bueno como el pan, tierno como el pan, generoso como el pan. Se deja comer como el pan. Él alimenta, fortalece, nos hace crecer, nos llena de vida como el pan.

Hacerse pan

Puede que sea bonito; pero desde luego no es nada fácil hacerse pan.

Significa que ya no puedo vivir para mí, sino para los demás. Significa que ya no puedo poseer nada, ni cosas, ni tiempo, ni talentos, ni libertad, ni salud: todo lo mío ya no es mío, es de y para los demás. Significa que tengo que estar enteramente disponible, a tiempo completo. Y no puedo protestar, si me exigen mucho, si me molestan mucho, si me llaman a cualquier hora y para cualquier cosa. 

Significa que debo tener paciencia y mansedumbre, como el pan, que se deja amasar, cocer y partir. Significa que debo ser humilde, como el pan, que no figura en la lista de los platos exquisitos; está ahí, siempre para acompañar. 

Significa que debo cultivar la ternura y la bondad, porque así es el pan, tierno y bueno; y, por lo tanto, debo anular todo sentimiento de violencia o de rencor, que tanto daño podrían hacer. Significa que debo estar dispuesto siempre al sacrificio, como el pan que se deja triturar. Significa que debo vivir siempre en el amor más grande, capaz de morir para dar vida, como el pan.

Silencio meditativo

CANTO

 

Meditación 3 (Monitor): 

Después de reconocer a Jesús al partir el pan, los dos hombres no pueden quedarse sentados. Aunque es de noche, se ponen en marcha. Su camino ha cambiado. Quieren compartir su alegría con los otros, quieren volver hacia los demás para dar la noticia: ¡Jesús vive! 

Vuelven a reunirse con sus amigos y compañeros, que también fueron llamados por Jesús. 

Juntos forman una comunidad que ya no se dispersa, una comunidad de testigos que transmiten la Buena Noticia del Dios-Amor, del Dios cercano, del Dios sencillo. Ellos son el principio de una cadena de testigos de la presencia de Dios entre nosotros.

La comunidad de discípulos y testigos sigue uniéndose en torno a la mesa, la mesa del pan y del vino en que Jesús se hace palpable, se nos comunica, se nos regala.

CANTO

Testimonio de una religiosa de la comunidad que nos acoge (a ser posible sobre su vivencia de la vocación y la fe en comunidad).

Silencio meditativo (3 min.)

 

 

BENDICIÓN

Presidente:

V/ Les diste el Pan del Cielo 

R/ Que contiene en sí todo deleite 

Oremos: 

Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión, te 

pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu Redención. Tú que vives y reinas…

 

Reserva

CANTO FINAL

 



Español   Inglés   Portugués, Portugal   Italiano