Peregrinación Europea de Jóvenes PEJ22

VIGILIA DE ORACIÓN. GRACIAS. 4 DE AGOSTO

Convento de Carmelitas | Convento de Benedictinas | Convento de Dominicas

 

En el presbiterio:

  • Sacerdote.
  • Lector: Joven 1

 

MONICIÓN DE ENTRADA

(Joven 1)

Queridos compañeros de camino: hemos llegado al final de nuestro viaje, y creo que, de hecho, a todos nos ha quedado claro que nuestro camino solo acaba de empezar, que no nos será posible dejar de buscar.

Este es, probablemente el don más grande que nos han dado: ser capaces de llegar hasta aquí, ser capaces de emprender cada mañana el camino, superar cansancio, dolor, desorientación, encontrar la fuerza cuando la meta queda todavía lejos, entenderse y ayudarse a pesar de hablar lenguas diversas; estos son los milagros más tangibles del Camino.

¿Cómo podríamos no darte gracias, Señor?

Hemos venido de ciudades y países distintos, quién para dar gracias a Dios, quién por una promesa, quién en busca de un nuevo punto de partida, quién con el deseo de encontrar a Dios, o su vocación, quién con el deseo de encontrar paz consigo mismo,… y muchas historias más.

Te damos gracias, Señor, por haber aceptado todas nuestras intenciones, todas nuestras historias.

¡GRACIAS!

CANTO:

 

Procesión de entrada

7 Jóvenes entran con las letras de la palabra GRACIAS

Al llegar al altar se ponen en fila formando la palabra, hacen inclinación o genuflexión al altar y se sientan en el presbiterio a ser posible en los escalones de subida para que se vea la palabra que forman en todo momento.

Presidente: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

 

MONICIÓN A LA PALABRA

(Joven 2: G)

Para empezar esta vigilia de oración, abre tu corazón para que se llene de la paz de Dios que posee esta iglesia. Para ello puedes hacer un momento de silencio cerrando los ojos.

Se guarda 1 minuto de silencio.

Ahora, vamos a escuchar un relato del Evangelio que nos recuerda el gran amor que Dios nos tiene, el amor que nos ha traído hasta aquí.

CANTO (Aleluya)

 

EVANGELIO

(Sacerdote):

El Señor esté con vosotros.

Lectura del santo Evangelio según san Juan:

Evangelio según Juan 15, 12-17

Mi mandamiento es éste: que os améis los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene más grande amor que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que Yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os llamo amigos, porque os he dado a conocer todo lo que escuché de mi Padre. No me elegisteis vosotros a mí; al contrario, fui Yo quien os eligió a vosotros y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre, Él os lo dará. Esto os mando, que os améis unos a otros”.

Nos sentamos.

 

MEDITACIÓN

(Joven 3: R)

Piensa en las palabras o frases del texto que más hayan captado tu atención.

Se deja un minuto de silencio.

Al hablar del amor de amigos, entre hermanos, padres e hijos, mi prójimo, del uno al otro, de pareja; es una actitud muy profunda, de respeto, de compromiso, de convencimiento, de creer, de darlo todo sin pedir nada a cambio y solo porque se desea lo mejor. El amor es la base, el fundamento de todos los mandamientos, de la vida, para vivir a plenitud, en paz con alegría y felicidad; Dios nos lo ha dado, nos ha escogido para que gocemos de Él. 

¿Cómo entiendo el amor, no solamente el de pareja sino el amor a todo?, ¿Cómo demuestro ese amor?

Se deja un minuto de silencio.

¿Qué sentimientos me provoca cuando el amor lo expreso totalmente?

Se deja un minuto de silencio.

¿Qué sentimientos me provoca cuando me siento incapaz de expresar amor?

Se deja un minuto de silencio.

¿Qué sentimientos me provoca cuando me expresan y cuando no me expresan amor?

Se deja un minuto de silencio.

CANTO

 

MEDITACIÓN 2 (Joven 4: A)

Del Salmo 57

A punto está mi corazón, oh Dios,
mi corazón está a punto;
voy a cantar, a tañer,
¡gloria mía, despierta!,
¡despertad, arpa y cítara!,
¡a la aurora despertaré!

¿Cómo vivo el gran amor que Dios me tiene? ¿Lo pienso? ¿Lo siento?

Se deja un minuto de silencio.

¿He aprendido de Dios a amar? ¿Cómo me pide Dios que le ame y ame al prójimo?

Se deja un minuto de silencio.

 

ORACIÓN

(Joven 5: C)

¿Qué le decimos a Dios como respuesta a la Palabra que nos ha dirigido?

Quizá este himno de los primeros cristianos te ayude a poner palabras a tu oración:

Aunque hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si me falta el amor sería como bronce que resuena o campana que retiñe.
Aunque tuviera el don de profecía y descubriera todos los misterios, -el saber más elevado-, aunque tuviera tanta fe como para trasladar montes, si me falta el amor nada soy.
Aunque repartiera todo lo que poseo e incluso sacrificara mi cuerpo, pero para recibir alabanzas y sin tener el amor, de nada me sirve.
El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla.
No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo.
No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad.
Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo.
El amor nunca pasará. Las profecías perderán su razón de ser, callarán las lenguas y ya no servirá el saber más elevado.
Porque este saber queda muy imperfecto, y nuestras profecías también son algo muy limitado; y cuando llegue lo perfecto, lo que es limitado desaparecerá.
Cuando era niño, hablaba como niño, pensaba y razonaba como niño. Pero cuando me hice hombre, dejé de lado las cosas de niño.
Así también en el momento presente vemos las cosas como en un mal espejo y hay que adivinarlas, pero entonces las veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como soy conocido.
Ahora, pues, son válidas la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor.

Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu oración personal?

Se guardan tres minutos de silencio.

CANTO

 

Testimonio de una religiosa de la comunidad que nos acoge (a ser posible qué agradece a Dios en su vida).

 

ACCIÓN DE GRACIAS

(Joven 6: I)

Gracias, Jesús, por abrirnos el camino, mostrarnos el camino, 

Tú mismo eres el camino.

Gracias por anunciar la verdad viviendo en transparencia,

Tú eres nuestra única verdad.

Gracias por entregar tu vida por cada uno de nosotros

Tú eres la única vida que vale la pena vivir.

Hiciste de tu vida una entrega de amor,

Hiciste de tu estilo de vida un signo de contradicción,

Hiciste de tu persona llamamiento abierto para seguirte.

Gracias por llamarme por mi nombre y hacerme tuyo para siempre.

Gracias porque me amaste primero y el amor es comunión.

Gracias porque me llamas y me ofreces tu proyecto de vida,

que es realizar la voluntad del Padre

que es la fraternidad entre todos los hombres y mujeres

que es el Reino de justicia, de amor y de paz.

Quiero seguirte, Señor Jesús, a Ti que anuncias la buena Noticia del amor del Padre a todos los hombres y mujeres.

Quiero seguirte, Señor Jesús, a Ti, que no tienes donde reclinar la cabeza.

Quiero seguirte, Señor Jesús, a Ti que eres pobre, humilde, sencillo, servidor de todos.

Aquí estoy, Señor: quiero seguirte con un corazón humilde.

Aquí estoy, Señor: quiero ser luz para el mundo.

Aquí estoy, Señor: quiero ser palabra que proclame tu salvación.

Aquí estoy, Señor: quiero ser pan partido dado en abundancia.

Aquí estoy, Señor: quiero darme sin medida.

Aquí estoy, Señor: quiero ser tu testigo.

Se guarda un minuto de silencio.

 

SALMO PARA EL CAMINO

(Joven 7: A y joven 8: S, a dos coros)

A: A ti, Señor, presento mi ilusión y mi esfuerzo; 

en ti, mi Dios, confío porque sé que me amas. 

Que en la prueba no ceda al cansancio, 

que tu gracia triunfe siempre en mí. 

Yo espero siempre en ti. 

Yo sé que tú nunca defraudas al que en ti confía.

 

S: Indícame tus caminos, Señor, enséñame tus sendas. 

Que en mi vida se abran caminos de paz y bien, 

caminos de justicia y libertad. 

 

A: Que en mi vida se abran sendas de esperanza, 

sendas de igualdad y servicio. 

Encamíname fielmente, Señor. 

Enséñame tú que eres mi Dios y Salvador. 

 

S: Recuerda, Señor, que tu ternura y lealtad nunca se acaban; 

no te acuerdes de mis pecados. 

Acuérdate de mí con tu lealtad, por tu bondad, Señor.

 

A: Tú eres bueno y recto 

y enseñas el camino a los desorientados. 

Encamina a los humildes por la rectitud, 

enseña a los humildes su camino. 

 

S: Tus sendas son la lealtad y la fidelidad 

para los que guardan tu alianza y tus mandatos. 

Mira mis trabajos y mis penas y perdona mis pecados. 

Señor, guarda mi vida y líbrame de mi mismo. 

Señor, que salga de mi concha y vaya hacia ti. 

Que no quede defraudado de haberme confiado a ti. 

 

Sacerdote

Terminemos nuestro encuentro de oración rezando juntos la oración que Jesús nos enseñó: Padre nuestro…

Los jóvenes con la palabra G-R-A-C-I-A-S se ponen en pie y se dan las manos para rezarlo.

Sacerdote: Bendición.

Podéis ir en paz.

CANTO FINAL.



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